La pregunta me la planteo desde ayer. Estaba haciendo cola
esperando que me atendieran en uno de los puestos de pescado, y no pude evitar
oír la conversación entre dos mujeres que, a mi lado, discutían sobre si el
boquerón frito coge tanto aceite que es imposible comerlo.
Evidentemente, el boquerón frito coge más aceite que la
merluza hecha al vapor, pero me parece muy exagerado no comerlo porque queda
demasiado aceitoso. Pero, dándole vueltas al asunto, he llegado a la conclusión
de que el problema no es el pescado, ni que se fría, sino cómo se fríe. Por
eso me gustaría compartir cómo lo preparo yo.
La gama de pescados aptos
para freír es muy amplia: lenguado, boquerón, gallo, pescadilla,
calamares, gambas, bacalao, etc. Los pescados grasos no quedan tan bien aunque
hay excepciones, como prepararlos en croquetas. Para rebozar pescado grande lo
mejor es cortarlo en filetes. También puede cortarse en tiras o en dados para
las brochetas.
Aún recuerdo cuando, de niña, mi
madre nos servía unas pescadillas “rabiosas” mordiéndose la cola, algo que
yo también hago para mis hijos, aunque a ellos no les hace tanta gracia como
nos hacía a mis hermanas y a mí, prefieren que les quite las cabezas al
pescado.
Cualquiera que sea el pescado
elegido, debemos procurar que sea lo más fresco posible y tenga un olor
fino. Si usamos pescado congelado, debemos asegurarnos de que esté
completamente descongelado antes de empanarlo o rebozarlo y freírlo. La grasa
que más me gusta para freír es el aceite de oliva, pero no a todo el mundo le
gusta su sabor.
Preparación
Debemos secar el pescado con
cuidado antes de empezar, usando papel de cocina absorbente o un paño
limpio. Si el pescado era congelado, debemos secarlo con especial cuidado antes
de empanarlo porque si no, no se adherirá la cobertura.
El pescado debe llevar una
cobertura si va a ir frito para proteger su carne delicada. Las mejores
coberturas son el empanado y la pasta de rebozar. Los trozos pequeños de
pescado que se vayan a usar para brochetas, basta con pasarlos por harina antes
de freírlos.
El pescado empanado es mejor que
lo dejemos en la nevera antes de freírlo, durante quince minutos. Así
quedará firme el empanado y no se deshará al entrar en contacto con el aceite
caliente. Pero no deben ser más de quince minutos porque si queda frío el
pescado, llevará más tiempo freírlo y se quemará por fuera antes de hacerse por
dentro.
Es mejor freír el pescado por
tandas, sin llenar la sartén o el cestillo de la freidora, así tendremos
espacio suficiente para darle la vuelta y que se fría bien por todas partes. Si
es necesario, reduciremos el fuego si este se calienta demasiado y empieza a
humear.
Una vez frito, sacamos el pescado
sacudiéndolo ligeramente y lo colocamos sobre una fuente cubierta con papel
absorbente para que escurra el aceite sobrante. Podemos conservar el
pescado frito caliente en el horno a temperatura muy baja, pero sin taparlo
para que siga crujiente y seco. Lo mejor es servirlo enseguida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario